Todo el mundo que piense que Jack Grissom fue un
superhéroe, un hombre superdotado que hizo grandes proezas sobrenaturales, no
estarán más equivocados que aquel que dice que el cielo es amarillo. Por lo que
pude ver cuando me encontré con él en aquel antro llamado Casiopea, Jack
Grissom era un hombre perfectamente normal, que envejecía poco a poco y que
llevaba el paso de los años tatuado a fuego en el rostro. Si alguna vez Jack
Grissom fue un superhéroe como los de las películas o de los cómics, no quedaba
nada en esa figura oscura y decrépita.
O, al menos, yo no supe verlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario